Apenas me levantaba cuando, en las redes sociales y en Internet ya era un boom la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, esto, como creo que a todos nos dejo boquiabiertos y la misma pregunta nos hicimos, ¿cómo el máximo Jefe de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, había renunciado a su cargo como Papa, como sucesor de Pedro?
Pues si, así de sencillo, como si hubiera anunciado las gracias a los peregrinos por su visita, así informó su tan ya, polémica renuncia, debido a que desde hace más de 698 años, no ha habido algún otro Papa que renunciará a su cargo de forma voluntaria y optará por esta otra forma que dispone el Derecho Canónico para dar por terminado un Pontificado.
De esta forma el Papa Benedicto XVI hará historia con su decisión, y el Mundo Moderno observará una nueva página de la historia en la Iglesia Católica, al no optar por la tradicional opción, de seguir en su cargo de forma vitalicia.
El Papa en una pequeña carta relata a todo el mundo, no sólo fieles de la Iglesia, que ha decidido retirarse a sus casi 86 años, debido a dificultades de salud, pero en gran medida por su vejez.
Es muy respetable su renuncia como jerarca de la Iglesia Católica, pero las críticas no se dejaron esperar, y todos rápidamente lo compararon con S.S. Juan Pablo II, el cual sin importar su edad, el avance de su mal de Parkinson, y la herida de bala que sufrió en un ataque a su persona, no sirvieron de mucho para tener excusas y dejar el cargo, sino que con mayor fortaleza demostró que Dios quería que su liderazgo continuará hasta sus últimos días.
Joseph Ratzinger, el Papa alemán, radical, conservador, gustoso del latín, y filosofo por nacimiento, ha declarado que hasta el 28 de febrero de 2013, dejará su cargo para dedicarse a la contemplación y a esperar tranquilamente su reposo ante Dios, alejado claro de cualquier polémica que enmarcó su Pontificado de casi 8 años.
Criticado por muchos por ser muy cerrado, y no abrirse un poco más en estos tiempos, en los que la Iglesia necesita de apertura y nuevos diálogos, también es querido por los fieles más conservadores de esta religión. La historia lo recordará por tener un Pontificado muy pequeño o como por ahí se dice "de transición", por estar lleno de polémica desde su elección por el conclave y seguidamente comparado con su antecesor, recordado mucho como el Papa más carismático y querido de todos los tiempos, Juan Pablo II.
Por lo que respecta a su Pontificado, deja pendientes más de un tema, que determinarán el rumbo que la Iglesia Católica debe enfrentar en los nuevos tiempos de crisis de fe. Por ejemplo la pederastia que practican varios sacerdotes en todas partes del mundo, principalmente el tema del Padre Maciel, la postura clara de la Iglesia ante las bodas homosexuales, la concepción que tiene sobre aspectos bioéticos, la renovación de su ideología ante un mundo cada vez más globalizado pero alejado de la fe ante el incremento de nuevas religiones, el caso Vatileaks, ateísmo, comprobaciones científicas, etc...
Este nuevo mundo, inmerso en las redes sociales y la personificación de las nuevas tecnologías ha tomado como burla la renuncia del Papa, cosa que puede hacer reír a algunos y enojar a otros, pero esto era de esperarse al encontrarnos en un mundo así, en el que las figuras públicas "deben soportar" la crítica social, les favorezca o no. Lo que si se le agradece, es la inmersión del propio Vaticano en estas nuevas formas de comunicación, como en su momento Juan Pablo II, lo hiciere con el correo electrónico.
De tal forma, que la renuncia de Benedicto XVI, se llega en un momento clave para la Iglesia y que ésta debe aprovechar para refundar sus principios sin perder de lado toda aquella doctrina cristiana que la ha caracterizado.
Ante todo esto, estaremos en presencia de un ex-Papa vivo, que verá a su vez la ceremonia en la que su sucesor tomará cargo de un nuevo Pontificado.
Las preguntas inminentes que surgirán en estos siguientes meses, cada quién podrá tener una opinión o respuesta diferente, pero las dejaré al aire:
¿El conclave, a qué cardenal elegirá como sucesor de Pedro?, ¿Importa si es negro, latino, asiático o joven?, ¿La Iglesia se arriesgará para renovarse, como todo mundo quiere que lo haga?, ¿Será cierto que con el nuevo Papa, la Iglesia ya no perderá la fe de miles de cristianos, que cada vez se alejan de sus filas?, ¿Benedicto XVI, habrá sido invitado a renunciar o en verdad lo hizo consciente frente a Dios?.
Las respuestas seguramente, quedarán como tantos misterios que la Iglesia guarda durante toda su existencia.
JPB