Un viaje siempre tiene que ser
una decisión fácil, por que presuntamente es el lugar donde quieres ir a
descansar o conocer. Tal vez este no sea el caso, cuando el viaje es sorpresa y
te encuentres un día antes con la “cara de what” al saber que viajarás a la
provincia de Alberta en Canadá. Así empieza un viaje que realice hace ya casi 4
años. Obviamente lo primero que te viene a la mente, es la emoción de salir a
viajar al extranjero y conocer otra cultura, pero qué sabía yo de Alberta, pues
tal vez igual que ustedes, casi nada.
Con la premura del tiempo, pude
investigar más o menos a qué lugares viajaría, en primer lugar la ciudad
cosmopolita (como todas las de Canadá) de Calgary; con una población actual de
casi 1,100,000 habitantes, por lo que no estamos hablando de una ciudad
pequeña, pero no se nota porque la ciudad se expande alrededor de un paisaje
hermoso de ríos y valles verdes (claro por el verano).
Así que después de viajar casi 7
horas en vuelo directo llegamos de noche y lo primero que observas al horizonte
es la “Calgary Tower”, una monumental torre que se erige en el centro de la
ciudad alrededor de edificios altos, enmarca el cuadro perfecto de ser un
ciudad típica canadiense.
Así es el viaje pinta para ser
extraordinario. Calagary se representa por ser una ciudad de rodeo, ya que ahí
se celebran todo tipo de festivales referentes a la “Stempade”, al ser una
provincia totalmente ganadera.
El viaje a Calgary es rápido,
poco a poco vamos dejando de lado edificios y nos adentramos en una carretera
en la pradera canadiense, nos detenemos en una estación de esquí, pero no
cualquier ahí se han celebrado Juegos Olímpicos de Invierno años atrás, pero no
podemos observar lo grandiosa que es la estación al ser verano, si hubiéramos ido
en invierno veríamos esa imagen repleta de nieve y gente por todos lados
queriendo subirse a la montaña para esquiar.
Dejamos también de lado esa
imagen y nos adentramos totalmente en el Parque Nacional de Banff, un lugar
lleno de Montañas (todavía nevadas) y una inmensidad de ríos, lagos, flora y
fauna típica de una región a esos grados de latitud. Simplemente imagínense ver
a pleno pie de la carretera osos, alces, ardillas, búfalos, etc y todo tipo de
imágenes que sólo alcanzamos a ver en esas fotos de Internet, en revistas como
NatGeo®
o en calendarios, pero no era así ahí estábamos contemplando la delicia de
formar parte de esa naturaleza [Nota: No soy malinchista, no digo que en México
haya lugares tan hermosos y que son envidia de todo mundo, pero aquello también
es hermoso y hay qué saber contemplarlo].
Por fin, entre tanta naturaleza
llegamos a un pueblo como de maqueta, precisamente llamado igual que el Parque,
Banff. Este pintoresco pueblo, aunque pareciera que salió de los cuentos tenía
de todo desde Centros comerciales, escuelas, Starbucks®, restaurantes italianos,
mexicanos etc, tiendas de todo tipo desde la de $1 dl o tiendas exclusivas,
finalmente es un pueblo que recibe más turistas en invierno que en verano.
Las sorpresas no terminan cuando,
nos enteramos que nos quedaríamos en un hotel-castillo, así es un Castillo, que
en su tiempo era una residencia y después lo remodelaron como un Hotel de lujo
con todos las necesidades de un viajero, con esto ahora si creíamos estar en un
cuento de hadas, pero no era así, la ciudad tenía que mirarse por todas sus
calles y vistas a las montañas y ríos.
Finalmente tuvimos que dejar aquél
pueblo del que nos enamorarnos para visitar ahora un palacio, así es yo así lo
describo pero es otro castillo que esta perdido entre las montañas y está
frente a un lago, el “Lake Louis”, al final del lago encontramos un montaña que
se erige llena de nieve y con un vista exclusiva para el hotel y sus más de
1,000 huéspedes. En este lago puedes remar más no nadar por que te daría
hipotermia. Ahora imagínense cenar a la luz de las velas y tener frente a ti
una imagen espléndida de la naturaleza mostrándote esa montaña llena de nieve,
simplemente mágico.
Después de ese gran paisaje nos
seguimos dirigiendo al norte para hospedarnos en otra pequeña ciudad de nombre
Jasper y que a su vez le da nombre a otro Parque Nacional fascinante. En este
pueblo nos quedamos en un hotel con cabañas en las que casi todas dan vista a
un lago interno que tiene el hotel, por lo que se pueden imaginar la vista del
lugar y caminar alrededor de este pintoresco hotel.
El recorrido de una semana se
estaba acabando y nos teníamos que dirigir a nuestro último destino: la capital
de la provincia, la ciudad de Edmonton; el recorrido nos lleva más al Norte
todavía, esta ciudad igual de cosmopolita es de las última ciudades más
pobladas en el Hemisferio Norte, con casi 950,000 habitantes. Podríamos decir
bueno es otra ciudad, pero no te deja de sorprender todo lo que puedes aprender
caminando y recorriendo sus calles con festivales de jazz, viajando por el
metro, visitando el “City Hall”, caminar por el centro financiero donde se
levantan las grandes firmas nacionales e internacionales o la atracción de
miles de visitantes consumistas (jajaja) el Centro Comercial más grande del
mundo, el “West Edmonton Mall” donde podemos encontrar una pista de hockey, un “ChinaTown”
o un parque acuático cerrado totalmente aclimatado para que cuando sea invierno
sigas pensando que estás en un clima caribeño.
El recorrido ha sido muy rápido y
cansado visitando parques y ciudades, pero debo aclarar que ha sido de las
mejores semanas de mi vida, disfrutar esos paisajes en familia y recorrer una
pequeña parte del mundo para darte cuenta que todavía tenemos lugares tan
especiales que debemos disfrutarlos al máximo, pero sobre todo cuidarlos. Realmente
les recomiendo visitar estos lugares tendrán uno de sus viajes más formidables
de sus vidas.
Este ha sido un pequeño recorrido
y la primera entrega de esta serie de entradas, en las que les narraré sobre
otras partes de Canadá y luego esperen una serie sobre viajes por nuestro
México querido.